2014 -texto

Arte de resistencia en la práctica artística actual

Intervención en la Mesa Redonda de la Jornada “Elena Colmeiro: espacios de la materia”, en el Consello da Cultura Galega, Santiago de Compostela, el 30 de octubre de 2014.

M Olga Méndez Fernández, nace hace cuarenta y dos años en Pontevedra, vive y trabaja en Valencia desde hace dos meses. Es profesora en la titulación de Bellas Artes de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Zaragoza desde el año 2008, donde coordina la especialidad de Dibujo y Artes Plásticas del Máster en Profesorado desde 2010. Es Doctora en Bellas Artes por la Universidad de Vigo y se licenció también en Bellas Artes, en la especialidad de escultura, en la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra, hace diecinueve años. Colaboradora esporádica del grupo de investigación DX7 Tracker Laboratorio Visual o del Grupo Modo, ambos de la Universidad de Vigo, y miembro efectivo del grupo de investigación H70 (los) Usos del Arte de la Universidad de Zaragoza. Entre sus últimos trabajos se encuentran: la gestión del programa de innovación Conversas y Tránsitos, con dos ediciones 2013 y 2014; la organización de las 2as Jornadas de (los) Usos del arte en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de Teruel, en octubre 2014; forma parte del comité organizador y científico del XIV SIEMAI (Simposio Internacional de Educación, Música y Artes Interculturales) y del IX Encontro de Primavera que tendrán lugar en Teruel, abril 2016. Coordina la publicación Sintopía, pronta a salir; colabora en los cuadernos de las Jornadas de (los) Usos del Arte. Los ámbitos tangentes a la vida –la docencia, la investigación, lo artístico– se mezclan y agitan como en un campo de pruebas para transformarse en cosas que, lo dicho, a veces son textos que van a congresos, a jornadas, a publicaciones, otras son objetos y espacios que van a exposiciones, todas viajan/viajamos dentro y fuera de la península.

Yo soy esos años, esa duración, una suma de actos, vivencias, respiraciones, que voy arrastrando –cosas y hechos; el tiempo que se extiende en una vida, los años toman espacio, hacen sitio; lo que sucede, lo que pasa, lo que acontece. Vértigo al ver tantos años debajo de mí, como si tuviera leguas de estatura, porque todo ese tiempo no solo fue vivido, pensado, segregado por mí, sin una sola interrupción, sentir que es mi vida, soy yo misma, sino también que tengo que mantenerlo cada minuto amarrado a mí, que no me puedo mover sin moverlo.

Las fechas SON acontecimientos, accidentes. Una composición de modos, una colección de hechos, un mapa de circunstancias. Las fechas NO remiten a un calendario único homogéneo, seno a espacio-tiempos que cambian en cada ocasión. Los nombres propios designan fuerzas, acontecimientos, movimientos y móviles, vientos, tormentas, enfermedades, lugares y momentos antes que personas. Respirar, Pensar, Sentir, Resistir, Crear son INFINITIVOS que designan devenires y acontecimientos que desbordan modas y tiempos; lo emocionante es cuando la resistencia alcanza a provocar por sí misma ese sentimiento de inminencia, de que algo va a pasar o acaba de pasar a nuestras espaldas.

Voy a hablar en términos de incertidumbre y de improbabilidad (Deleuze, 1995: 21): no sé lo qué soy. Hablo en mi nombre. En nombre propio. Hablo desde el fondo de lo que desconozco, desde el fondo de mi propio desarrollo. Soy el conjunto de: nombre, apellidos, voz, lenguas, gestos, cabellos, mujer,… Aquí estoy esta mañana de jueves, diferente y especial, iniciando a hablar, espero que de cosas sencillas y corrientes, en mi propio nombre, hablando de afectos, intensidades, experiencias.
Tengo la costumbre de empezar acotando los términos, buscando las definiciones, los significados de las palabras, tratar de entenderlas desde su origen, léxico y morfológico. Qué quieren decir desde “sí mismas”, seguirlas en su devenir in-humano.

Voy a empezar por “resistencia”:

Resistencia viene del latín resistentia, cualidad del verbo resistere ‘mantenerse firme’, ‘persistir’, ‘oponerse reiteradamente sin perder el puesto’; formado del prefijo re- que implica una acción que se repite o se reafirma; y el verbo sistere que es ‘establecer’, ‘tomar posición’, ‘asegurar en un sitio’.

En mecánica la resistencia es, según el Diccionario de la Real Academia Española, aquella “causa que se opone a la acción de una fuerza”, o “la fuerza que se opone al movimiento de un máquina y tiene que ser vencida por la potencia”.

En electricidad resistencia es “la dificultad que opone un conductor al paso de una corriente”. En lenguaje común se dice que una cosa ofrece resistencia al tiempo y a los ambientes; es decir, la duración de una cosa o la pervivencia de una persona o animal. Los seres vivos pervivimos, seguimos viviendo; mientras las cosas duran. En la denotación primera resistencia es la oposición de un cuerpo o de una fuerza a la acción o violencia de otra.

Un juego de palabras es un desafío y un riesgo. Arriesgar es poner en juego. Ponerme en movimiento de juego, soltar el peligro.

¿Qué es lo que está en juego?

No se trata solo de una cuestión de palabras, del orden y la relación de las palabras en la frase; dónde nos llevan? Qué nos sugieren? ¿Qué pensamos cuando escuchamos o leemos “arte de resistencia”? Las palabras implican intenciones e estrategias.

Cuando hablamos de prácticas artísticas nos situamos en las maneras de hacer, en los modos de relacionarnos con el mundo, de estar en el arte y en la vida. Articular dichos modos en la cotidianeidad. Es lo que Foucault llama modos de existencia. Que procede de Nietzsche y las posibilidades vitales. Y Félix Guattari condensa en la palabra “ecosofía”, donde se propone crear polos de resistencia.

Y es en la cotidianeidad, lo que sucede aquí y ahora, en este momento que se usa, a lo que se refiere la palabra “actual”. La actualidad es lo que se opone tanto al tiempo como a la eternidad, Foucault nos dice que EN LA actualidad buscamos la formación de lo nuevo, la emergencia. Nietzsche se refería a lo inactual, lo que es in acto.

Me interesa este in acto porque nos lleva a otra parte del diccionario y nos sitúa en la acción del acto sobre la potencia. Un Acto es un hecho o una acción. Un acto humano es lo que procede de la voluntad libre con advertencia del bien o del mal que se hace. Y la potencia es lo que está en cualidad de posibilidad y no en acto: capacidad de llegar a ser.

Resistir –como acto, pensamiento y acción– es una forma de vivir, y vivir supone la tensión hacia una permanencia-en-el-ser que, desde un principio, se inició como aventura y riesgo; es decir, como posibilidad. Mi responsabilidad ética y estética como auténtica fuerza creadora eficaz y fuente de energía emocional, intensiva.

El desafío implícito en el desplazamiento de sentido, en el desplazamiento del sujeto al objeto. Un proceso de subjetivación es, mucho más que el principio de placer, lo que nos arrastra más allá del principio de realidad. Es la dinámica elemental del mundo, porque mucho más importante que el pensamiento es lo que da a pensar. Y mucho más importante que el sujeto es esa contingencia de gestos y actos, modos de estar y hacer en el mundo. Lo que el arte produce son relaciones con el mundo. Una articulación ético-política entre el entorno, las relaciones sociales y la subjetividad: son las tres ecologías de Guattari.

Aprendemos que lo esencial está fuera del pensamiento, está en lo que nos fuerza a pensar. De esta manera, el mundo y nosotros no nos encontramos alejados, entre nosotros se establece otro tipo de relación: participamos de un intercambio. Por medio de este juego, de esta relación –se sostiene el equilibrio simbólico del mundo. Existe una complicidad y una reversibilidad total entre ambos. En este punto el mundo se hace jugador, el jugador se hace mundo. Nuestro pensamiento regula el mundo, con la condición de que antes pensemos que el mundo nos piensa, la lengua nos habla, y el tiempo nos pierde.

ESTOY ENSAYANDO UNA RESISTENCIA EN ESTE MISMO ACTO

Desde el principio de esta invitación me persigue una pregunta alrededor de la cual he ido construyendo este texto que os estoy leyendo: ¿por qué Chus Martínez y Natalia Poncela pensaron en mí para hablar de arte de resistencia? No soy activista, ni EN mis piezas hay una relación directa al arte contestatario o de crítica social… Hacer lo que hago ¿es menos válido?, ¿menos coherente con mi tiempo?, ¿con mi responsabilidad como ciudadana, amiga, profesora, persona? ¿Estoy yo capacitada para hablar sobre “arte de resistencia” en la práctica artística actual? ¿Por qué podría yo hablar, o mejor aún, tengo algo que decir sobre “arte de resistencia”? ¿Que sea profesora de Bellas Artes me autoriza a hablar de Arte y Resistencia?

No me resistí, dije que sí, porque quería aparecer, estar de vuelta, retomar mi trabajo; siempre hay cosas, obligaciones, sobre todo son personas, que te desvían de tu trabajo, de ti misma. Y así tu camino se hace más largo, enredado, con un montón de cruces, o vías paralelas… Pero aquí estamos, la resistencia no es negativa, se llega al lugar, solo cuesta un poco más. El arte, el trabajo artístico no es una línea recta, a lo mejor algunos lo tienen más fácil, todos somos singulares, somos “modos de individuación, de subjetividad”. Mi vida y lo que hago están separadas por un línea invisible, casi imperceptible, pero una está y la otra se escapa.

Por otro lado, debo decir que “las” que nos dedicamos a esto tenemos mucho de “arte de resistencia”. Seguimos siendo mayoría pero invisible. Basta ver en las materias que imparto en Bellas Artes-Teruel cuantas mujeres somos… Sin embargo, una MOSTRA internacional como Gas Natural Fenosa (50 seleccionados, 18 mujeres) premian a cuatro hombres: cuatro premios, cuatro hombres… y no quiero decir con esto que por norma, como la ley de paridad, nos den un premio, non pongan ahí, porque tiene que haber un porcentaje de hombres y mujeres…, esto es algo ya muy viejo y que sigue sin resolverse. Supongo que por eso estamos hoy aquí.

Desde el momento en que lo personal es político, todo trabajo, obra, acto, acción que sale a la calle, sale del taller o de la mesa de trabajo, del papel, es resistencia.

No puede ser de otra manera, porque si entendemos el poder como fuerzas que actúan en lo social y en lo individual, mis combates y mis resistencias formas parte de este entramado del arte. Porque yo también soy poder. “Un micropoder” como nos denomina Foucault.

Y que es una resistencia si no una fuerza a la que nos oponemos o se opone. Nos resistimos a caer. Nos resistimos a obedecer. Nos resistimos a equivocarnos. Y un cuerpo, sea de carne, huesos, fluidos, o de madera, piedra, papel o aire: es un campo de fuerzas. Como dice Deleuze “un medio nutritivo disputado por una pluralidad de fuerzas” (Nietzsche y la filosofía: 60).

Se trata entonces de inventar modos de existencia siguiendo reglas facultativas, capaces de resistir al poder y de eludir el saber. Inventar focos de resistencia en el seno de la pareja, en el seno de la familia, en la vecindad, en el trabajo, en la calle, en la propia identidad.
La resistencia en su origen como movimiento, está unida al activismo político y social de los ciudadanos, organizados (casi de manera espontánea y al margen de lo institucional u oficial) para oponerse, frenar, poner resistencia, a las imposiciones autoritarias del poder, dictaduras, fascismos, desigualdades, recortes o limitaciones a la educación, la cultura, las libertades, etc.
No pensemos que la subjetivación es simplemente una manera de protegerse, de resguardarse. Se trata, al contrario, del único modo posible de arrostrar el poder.
La resistencia al dominio del poder cubre una extensión de manifestaciones y movimientos muy complejos de delimitar a una historia con dos personajes: los que ejercen el poder y los que se resisten a él.
“Arte de resistencia” es una trampa, es un enunciado engañoso, porque induce a pensar que hay varios tipos de arte: uno legitimado por el mercado, las instituciones, la crítica; otro, marginal, periférico, el que se constituye fuera de los círculos, el que está en esa línea difícil-precaria, que hay y tenemos que recorrer, hacer, resistir.
Sin embargo, pertenece al sistema del arte, está en ese diagrama del poder. Donde se tejen relaciones de fuerza, la condición de comprender que estas relaciones constituyen acciones sobre otras acciones, es decir, actos tales como “incitar, inducir, desviar, facilitar o impedir, hacer más o menos probable, …”

El arte de resistencia existe, pero esto no es lo esencial. Lo esencial es que desde el momento en que se pone esa etiqueta, en la medida en que este arte resiste, comienza el proceso de constitución de este arte de resistencia.
No se trata de confrontar lo institucional con la libertad del artista, pues se resiste a los modelos en un doble sentido: porque su intención es combatir rígidos modelos de pensamiento; la resistencia solo tiene sentido desde lo contingente y es irrepetible como fórmula en tanto que se valida circunstancialmente en el aquí y ahora. Tan pronto como se estructura, formaliza o simplemente se propaga como alternativa, deja de ser resistencia para convertirse en un instrumento que acaba por reforzar las formas del pensamiento dominante.
La estrategia de la resistencia tiene como objetivo no la destrucción del poder, sino la desestructuración de sus modelos. Pues el ámbito del poder se relaciona, convive, con el ámbito del comportamiento del individuo, no se trata solo de una cuestión teórica que bipolarice lo institucional y lo marginal, el estado y la libertad del ciudadano, sino que forma parte de nuestra identidad y así lo experimentamos como sujetos cotidianos.

En este contexto la responsabilidad de la recepción de la obra de arte, pesa cada vez más sobre cada uno de nosotros, quienes desde luego somos cada vez más libres de interpretar, pero al mismo tiempo, somos cada vez más vulnerables a la hora de empaparnos inconscientemente de unos valores y criterios que, de modo latente y subrepticiamente, asimilamos de las estructuras de poder sin ser conscientes de ello.
El arte produce relaciones con el mundo. Las obras expresan posiciones éticas a través de las formas y los modos. La obra crea modelos de valor y propone economías de existencia.

El arte induce a una ética creativa, insumisa a la norma colectiva. Interpretar una obra de arte es situarla dentro de algún contexto –contexto de ideas filosóficas, estéticas, artísticas, acontecimientos políticos y sociales, de una biografía personal–. El contexto designa el conjunto de circunstancias en las que se inserta un hecho, circunstancias que están ellas mismas en situación de interacción. Etimológicamente la palabra ‘contexto’ es la fusión, viene del latín vulgar contextus, de contextere, que significa ‘tejer con’.

María Galindo (del colectivo boliviano Mujeres creando) nos convoca al motín, a no pedir permiso, lo que llamamos “desobediencia civil” (…) No se trata de un espectáculo, sino de un implicar, un tejer complicidades insólitas y prohibidas. Construir un contexto de resistencia.

En este sentido, el papel que pueden jugar las instituciones, los centros de educación o universidades, nos interesa, pues si bien de ellos se generan estructuras de poder, también es cierto que según sea su proyecto, pueden contribuir a desestructurarlas albergando en su seno una intención de resistencia a la jerarquía que ostentan y representan, para ofrecer a la colectividad un marco mucho más complejo pero rico, donde poder verter la responsabilidad consciente que cada individuo tiene con el presente.

Un arte de resistencia sigue su propia línea. Una línea de fuga activa, una línea quebrada en todo momento, un zigzag para unos, sinuosa para otros (como la línea de Cioran), una línea subterránea, viva y activa: intermitente, una línea móvil. Solo aquí, en esa precariedad, se pueden encontrar focos de unificación, nudos de totalización, focos de resistencia, procesos de subjetivación siempre relativos, siempre susceptibles de desanudarse para continuar en esa línea móvil.

Conservar es crear. El arte conserva pero siempre a contratiempo PUES el tiempo de la obra no es el tiempo que corre, sino el que dura y coexiste. Crear es resistir. Crear líneas de fuga, fluencias, flujos. Situaciones. Acontecimientos. Respiraciones.

Los procesos SON los devenires, los cuales no pueden juzgarse por los resultados que alcanzan, sino por las cualidades de su transcurso y por la potencia de su continuidad. Lo que hacemos y decimos está implicado en nuestro modo de existencia.

Como creadores también inventamos nuestra forma de vida. Y cada etapa, cada faceta de la vida necesita de esta invención, crear situaciones nuevas, así seguimos en pie, adelante, ayer allí, hoy aquí, mañana… mañana; sobrevivir, respirar, y seguir siendo libres en el pensamiento y en la acción.

Actos y pensamientos se inscriben en un modo de vida y en un hábitat.

Los signos remiten a modos de vida, a posibilidades vitales, son los síntomas de una vida emergente o decadente. Pero el artista no puede conformarse con una vida decadente ni con una vida personal. La obra no se hace con el yo, con las enfermedades ni con los recuerdos.

El acto creativo es una tentativa de convertir la vida en algo que no solo es personal, de liberar la vida de aquello que la aprisiona. Los organismos mueren pero no la vida.

Lo importante es lo que pasa, lo que somos y hacemos hoy.

Arte de resistencia está emparentada a una actitud, a una toma de posición en la vida y en el arte. Es una postura, un gesto. Un acto de resistencia.

Un arte de resistencia, definitivamente, se trata de un problema vital, de respiración, de orientarse y navegar.

HASTA AQUÍ MI ACTO DE RESISTENCIA HOY

Muchas gracias.