2017 -texto

Tecnologías de la otredad: conversas-enseres-mujeres

Presentado en el I Congreso Internacional de Arte y Políticas de Identidad (CIAPI 2017), Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Murcia. 31 de mayo, 1 y 2 de junio, 2017.

Resumen:
El reencuentro con el otro, sea cuerpo, palabra, objeto, permite el replanteamiento del ser y del grupo, del yo y de la comunidad. Encontrarnos para encontrarse. La construcción de una biografía plural, donde la historia es inacto, es aquí y ahora. Tecnologías de la otredad deviene del sujeto que hace, habla, se relaciona, teje relaciones, piensa y siente. Las subjetividades devenidas objetos dicen a través de los gestos, de las acciones cotidianas, como: hablar, leer, coser, lavar, planchar, caminar, dormir, bañarse, cocinar, labrar, etcétera. ¿Qué objetos se traducen de esos gestos?, cuerpos, vajillas, jabones, paños, pequeños electrodomésticos, mobiliario, prendas de ropa, etc. Tecnologías del yo que hacen de la mujer un ser en devenir y una mujer que cuida de sí y del otro. Las palabras, las cosas, los enseres domésticos, el tiempo de lo cotidiano, las conversaciones y las labores. Saber ¿qué se ha abandonado?, ¿qué se ha priorizado?, ¿cómo se ha resistido?, ¿qué queda (Re)presentaciones de la posibilidad en el ser y estar mujer: ¿qué es lo que una debe ser capaz de saber sobre sí para renunciar a algo? ¿Cuáles son las preguntas sobre el cuerpo, el tiempo, la vida? ¿Cómo se pregunta? ¿Cómo influye la biografía en la interpretación del objeto? ¿Cómo conforma el objeto la escritura de la biografía? ¿Cómo se hace el cuerpo biografía? Conversas–enseres–mujeres es una conversación y un archivo fotográfico con las mujeres y vecinas de A Bouza (Pontevedra), mi lugar de infancia y juventud, mis vecinas. Este contexto se manifiesta en una serie de acciones que nos han llevado a entablar conversaciones, reconocimientos entre nosotras, mujeres y extrañas. Las posibilidades de ser que se esconden en los objetos y las palabras con las que trabajamos habitualmente. Estas cosas, las palabras y las mujeres nos llevan a construir un discurso de lo invisible e inmaterial. De las conversaciones y relaciones. De lo común y lo propio. Todo ello crea un contexto de manifestación de la otredad. Somos objetos. Somos palabras. Somos mujeres.

Palabras clave: cuerpo; objeto; palabra.

Abstract:
To re-encounter the other, being a body, a word, an object, it lets us re-think about the being and the group, about self and the community. The construction of a collective biography, where the history is inacto, it is here and now. Tecnologías de la otredad comes from the subject that makes, talks, gets related, weaves relationships, thinks and feels. The subjectivities go into objects, in which communicates through gestures, daily actions, for
instance, to talk, to read, to sew, to wash, to iron, to walk, to sleep, to shower, to cook, to farm, etc. Which objects are translated from those gestures? Bodies, tableware, soaps, towels, small gadgets, furniture, clothes, etc. Technologies of the self that makes a woman a being in becoming and a woman who takes care of herself and the other. The words, the things, the household goods, the time of the daily thing, the conversations and the tasks. Knowing what has been abandoned? What has been prioritized? How has it resisted? What remains? (Re) presentations of possibility in a being and being a woman: what a woman should be able to know about herself to give up something? What are the questions about the body, the time, the life? How do you ask? How does biography influence the interpretation of the object? How does the object affect the writing of the biography? How to make the biography body? Conversas-enseres-mujeres is a conversation and a photographic archive with the women and neighbours of A Bouza (Pontevedra), my place of childhood and youth, my neighbours. This context is manifested in a series of actions that have led us to initiate conversations and recognitions among ourselves, women and strangers. The possibilities of being hidden in the objects and the words with which we work usually. These things, words and women lead us to build a discourse of the invisible and immaterial. Of the conversations and relationships. Of the common and the proper. All this creates a context of manifestation of otherness. We are objects. We are words. We are women.

Keywords: body; object; word.

Lola. Poéticas de resistencia, 2017.

La querencia de este trabajo transita por una intuición que se traslada del yo al otro, y regresa conmovida y consciente. Esa intuición se mueve en torno a las cosas y en los espacios propios, interiores e íntimos de mi cotidianidad, los que me hacen, me constituyen como la persona, la sujeto mujer que estoy siendo. Se presenta en la necesidad de una autobiografía como documento de una historia personal, de una forma de vida, cuestionándose a sí misma y replanteándose sus diferentes estrategias (en Tecnologías de la mismidad); por la voluntad de contextualizar los acontecimientos biográficos en el campo social en el que se ubican (en Tecnologías de la otredad). Esta consciencia del ser y estar mujer “en medio” se interesa por averiguar cómo (los modos de hacer) las otras mujeres viven y se relacionan con lo que las rodea, cómo construyen su vida, cómo están y son mujeres.

Tecnologías de la otredad: conversas-enseres-mujeres traduce el trabajo y la experiencia tenida/habida con ocho mujeres y vecinas de mi lugar nacimiento, lo que es el contexto de conformación de la persona que soy en los estadios de la infancia y la juventud. Se trata de un movimiento subjetivo y de un acercamiento a subjetividades extrañas y extrañadas. Porque el otro es aquel que no puede serme indiferente y que me sirve para definirme a mí misma en relación y quizás en contraste con él/ella. La otredad es la intuición, la empatía con lo común, el origen, la lengua, el lugar que sirven para entender quiénes somos y adónde hemos llegado, en qué nos hemos convertido.

Tecnologías de la otredad surge de la necesaria y constante puesta en crisis de la mismidad; sugiere en primer lugar que el relato de la propia vida no está necesariamente en manos del otro, porque “yo soy la otra”: la otra puede hacer de su práctica la forja y el relato de su transcurso vital, los perceptos que de sí misma atesora cada sujeto, el modo en el que cada cual se cuenta su historia. Así, las poéticas de resistencia se construyen a partes desiguales y cambiantes de la realidad cotidiana. Por ello la biografía adquiere la forma de lo necesariamente fragmentario; es la toma de conciencia de que toda reconstrucción de los hechos solo puede nacer de la recuperación de los restos del discurso: el objeto, el recuerdo, el sueño. Gestos y relatos donde la casa se cruza con el cuerpo, el deseo con la crónica, el objeto con la palabra.

Conversando a raíz de los enseres, las cosas, los pequeños objetos, los lugares propios o los rincones de la casa; preguntando por el cuerpo, sus partes y sus órganos, por el dentro y el afuera; pero también por la visibilidad y carácter de los lugares donde las prácticas acontecen, por las sensibilidades que hoy les incumben y rodean, las derivas por el sueño y el deseo. Hacerlo como forma de conocer y transformar el mundo, de visibilizar los hándicaps, inventando focos de resistencia en el seno de la pareja, en el seno de la familia, en la vecindad, en el trabajo, en la calle, en la propia identidad. Actos y pensamientos se inscriben en un modo de vida y en un hábitat. Buscando vislumbrar una generalidad que no discrimine según el género que uno tiene (que se hace), el lugar donde se crece, la ropa que se viste o el coche que se usa. Solo así el gusto por una tarea no domesticará pues no será una obligación sino una posibilidad.

La decisión de emprender la experiencia de Tecnologías de la otredad con mis vecinas se concreta en la idea de comunidad que es un vecindario, también en la construcción que de mi biografía constituye las biografías de estas mujeres. Compartir con ellas mis debilidades acerca del objeto, la palabra, el cuerpo. Conversar sobre el cuidado de sí. Arriesgarme a caminar y decir entre voces distintas. Observarme y abrirme a la observación del otro como modo de construir e identificar el yo. La formación del yo quedaría representada por un proceso consecutivo: del sujeto al objeto; lo cual, aplicado al campo autobiográfico, permitiría que cada una se vea a sí misma como cualquier otra.

Se abre una dimensión que sitúa a cada mujer ante sí misma como demiurgo de los potenciales elementos que podrían formar su propio relato biográfico. Una invitación a jugar un papel en las tecnologías de la otredad y encolar biografías para crear comunidades sensibles; en este caso, la formada por mujeres que relatan y recrean una historia. El objetivo de este proyecto es reconocer las formas biográficas para encarar el complejo dilema de pensar y recrear la vida –propia y común–, y ensayar el también tradicional esquema –vida y obra–. Hacer otredad en la comunión entre paisaje y persona, cosa y palabra, cuerpo y casa; es decir, construir una realidad intra-ordinaria, común y singular, a través de imágenes materiales e inmateriales, también inéditas (porque serán otras, las de la diferencia) del lugar y el hogar; de algo en apariencia tan inveterado como la escritura de la vida.

Solemos asociar el término comunidad a la idea de algo común; un grupo de individuos ponen en común un conjunto de propiedades con otros, como puede ser una lengua, una época, un hábitat. “Tienen en común lo que les es propio, son propietarios de lo que les es común”, dice Roberto Esposito en Communitas (2003, p. 25); sin embargo, suponemos que lo propio y lo común, como mínimo, se oponen. Entonces, ¿cómo se resuelve esta paradoja? La búsqueda no es de lo que nos une sino de lo que nos diferencia, y ¿qué es esto que nos diferencia?, lo singular y propio de cada una de nosotras que tenemos en común. Qué diferente sería pensar desde la diversidad de lo que somos la comunidad –no en la búsqueda de lo que nos une– sino en la posibilidad de una convivencia potenciando nuestras diferencias. La necesidad de dejar de lado esas singularidades o diferencias que no nos permiten el compartir con el otro. Se trata siempre de una proximidad, no solo de trato sino de acción recíproca, de intercambio, de relación o al menos de exposición mutua. Cuidando lo propio para relacionarnos con el otro, pues en la comunidad necesito convivir con otro que está todo el tiempo obligando a mis propios repliegues.

La experiencia de conversas-enseres-mujeres produjo una transposición que se explica en la reformulación etimológica que Esposito hace del concepto de comunidad: en la conjunción de la preposición “cum” y el término “munus” de “cummunitas”. Nos dice, compartir el “munus” remite a la idea de deber, de obligación, pero también de don: “es el don que se da porque se debe dar y no se puede no dar (...) es la obligación que se ha contraído con el otro” (Esposito, 2003, p. 28). Estas ocho mujeres y vecinas me dieron su tiempo en la medida que ellas se sentían en la obligación de colaborar conmigo por nuestra relación de vecindad; sus dones, sus contribuciones evidencian la munificencia de la experiencia del ser con, preocuparnos por la posibilidad de estar con-juntos y de decir nosotros.